Nueva York, NY, June 13, 2024 — Antes del Día Mundial del Refugiado, el International Rescue Committee (IRC) responde a la publicación del reporte de tendencias globales del ACNUR, que muestra que este es el peor momento para muchas personas desplazadas, con 120 millones a nivel mundial. Este número se ha más que duplicado en los últimos diez años. Según el informe, 6.9 millones de personas están buscando asilo en todo el mundo. Las solicitudes de asilo en Estados Unidos aumentaron en 1.2 millones de casos en 2023, un incremento del 61% con respecto a 2022.
Las cifras son impactantes; la miseria humana lo es aún más. Detrás de cada número hay una historia individual.
Estos números sin precedentes muestran la necesidad de un nuevo impulso humanitario. Este aumento de apoyo debe ofrecer alivio y restablecer el significado de las leyes y normas globales para el tratamiento de personas civiles afectadas por conflictos.
Con el 75% de las personas desplazadas en países más pobres en lugar de países más ricos, este es un momento para la responsabilidad global. El próximo Día Mundial del Refugiado debería marcar un nuevo compromiso para ayudar a las personas necesitadas, no solo una cifra histórica de personas necesitadas. Eso requiere que el sector privado, las ONG, los gobiernos y las organizaciones multilaterales trabajen juntos para encontrar nuevas soluciones.
El IRC ha recibido con satisfacción el compromiso de la Administración de Biden de reconstruir e innovar el Programa de Admisión de Refugiados de EE. UU., con un ambicioso objetivo de admisión de personas refugiadas de 125,000 para el pasado año fiscal y la expansión de vías complementarias para el reasentamiento, que tienen el potencial de proporcionar protección crítica a aún más personas necesitadas, y promover los intereses de la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos. La Administración de Biden y el Congreso deberían aprovechar los esfuerzos continuos de las autoridades federales y estatales, así como el amplio apoyo del público estadounidense, para proporcionar un proceso de recepción seguro, humano y ordenado, con apoyo para las comunidades fronterizas e interiores.
El liderazgo de EE. UU. debería tomar medidas bipartidistas para adoptar soluciones que expandan programas probados y rentables como la gestión de casos basada en la comunidad como alternativa a la detención, garantizar que las personas solicitantes de asilo puedan trabajar para mantenerse a sí mismas, y expandir y mejorar otras vías de protección como los programas de libertad condicional humanitaria. El uso actual de esta autoridad para permitir que ciertas personas cubanas, haitianas, nicaragüenses y venezolanas (CHNV), así como ciertas afganas y ucranianas, ingresen a EE. UU. ha brindado un salvavidas a decenas de miles de personas. La evidencia ha demostrado que las llegadas de países CHNV a la frontera sur de EE. UU. cayeron hasta en un 44 por ciento después del inicio del programa de libertad condicional, que ha proporcionado una alternativa segura a la entrada irregular.
Sin embargo, la Administración de Biden anunció e implementó la semana pasada una nueva acción ejecutiva en la frontera que restringiría aún más el derecho a solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos. Estas acciones son perjudiciales, contraproducentes y violan la Convención sobre los Refugiados. Contrario a la autoridad citada en la orden ejecutiva del presidente Biden, que trata a las familias y personas que llegan a la frontera como "perjudiciales para los intereses de Estados Unidos", la abrumadora evidencia muestra que las personas refugiadas, solicitantes de asilo y otras inmigrantes benefician enormemente al país.
Las cifras actuales exigen colaboración bipartidista, recursos y conocimientos para atender a las personas más vulnerables del mundo. El debate sobre estas ideas es urgentemente necesario; las respuestas reales, aún más. Solo entonces se podrá evitar nuevamente este sombrío hito el próximo año, ya que millones de vidas y medios de subsistencia están en juego.
David Miliband, presidente y director ejecutivo del IRC, agregó:
"Aquellas personas que huyen por sus vidas necesitan protección, dignidad y respeto. Estos problemas creados por el hombre requieren un esfuerzo equivalente en respuesta. No es pedir demasiado."