Representantes del International Rescue Committee (IRC), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y organizaciones socias de USAID Proyecto RETO: Investigación en Educación para Oportunidades Transformadoras conversaron el miércoles en un webinario sobre lecciones aprendidas en relación con el uso de la evidencia para prevenir la violencia a través de la educación en Guatemala, Honduras y El Salvador.

Las personas jóvenes (niñas, niños y adolescentes) pueden ser a la vez víctimas y perpetradores de violencia en América Latina que, por distintos indicadores, es considerada la región más violenta en el mundo. En la sesión virtual las y los panelistas compartieron evidencia sobre lo que funciona en la prevención y respuesta a la violencia en contextos educativos. Las y los panelistas participantes fueron: Michael Lisman y María Delfina Flores de USAID; Ligia Aguilar del IRC; Hilda Rosales de Fundación para la Educación Integral Salvadoreña (FEDISAL); German Moncada de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM); y Santiago Ávila, Jóvenes contra la Violencia Honduras (JCV HND).

El equipo de USAID Proyecto RETO analizó más de 80,000 estudios en inglés, español y portugués para identificar brechas, oportunidades y determinar qué funciona para prevenir o responder a la violencia en contextos educativos. Los resultados se compilaron en síntesis de evidencia que indican claramente dónde hay pruebas sólidas de que ciertas intervenciones son efectivas para prevenir o responder a la violencia en contextos educativos. Los tipos de intervenciones con la evidencia más fuerte incluyen:

USAID Proyecto RETO fue implementado por el IRC en cooperación con 12 socios nacionales en el norte de Centroamérica para crear demanda de soluciones sostenibles para la prevención de la violencia que afecta a las y los jóvenes a través de políticas y programas educativos basados en evidencia.

Adicionalmente, USAID Proyecto RETO incluyó la colaboración con 38 organizaciones de los sectores educativo, privado, sociedad civil y juvenil para recopilar hallazgos. Además, el proyecto involucró a 485 jóvenes en programas de fortalecimiento de capacidades para el liderazgo y la defensa (basados en la evidencia disponible) para promover su participación activa como agentes de cambio.